La ciudad se fundó en el siglo XIII antes de ser nombrada capital del margrave de Brandeburgo (uno de los mayores principados del Sacro Imperio Romano) en 1417. Desde entonces, ha tenido una historia muy rica y ha formado parte del Reino de Prusia, el Imperio alemán, la República de Weimar y el Tercer Reich.

El Berlín actual presenta influencias de todos estos periodos, como el palacio de Charlottenburg —una joya del barroco construida en el siglo XVII— o el Muro de Berlín, que surgió en respuesta de las malas relaciones entre los comunistas y los aliados y simbolizó la separación física e ideológica que dividió la ciudad entre 1961 y 1989.

La capital alemana alberga tres magníficas óperas y 150 teatros. Además, en la zona también se encuentran tres emplazamientos declarados Patrimonio de la Humanidad por la Unesco que harán las delicias de los entusiastas de la cultura: la Isla de los Museos, las Casas de estilo moderno en Berlín y los jardines y el palacio de Sanssouci en la ciudad cercana de Potsdam. Los amantes de la naturaleza podrán disfrutar de los espacios verdes que ofrecen sus 2500 parques, y aquellos que prefieran el ocio nocturno tendrán a su alcance un sinfín de opciones.

La ciudad está ubicada en la gran llanura europea, por lo que el clima cambia en cada estación. El verano es el mejor momento para visitar esta capital, cuando la impresionante arquitectura, la torre de televisión de Berlín Fernsehtum y el río Spree brillan bajo el sol. Durante los meses de invierno, se puede disfrutar de los mercados de Navidad y las pistas de patinaje sobre hielo en la emblemática plaza de Alexanderplatz. No te marches sin probar una ración de Currywurst (salchicha alemana con curri) mientras disfrutas de un vaso caliente de Glühwein bávaro.