La isla pitiusa tiene algunas de las mejores playas y calas del Mediterráneo. Aquí te presentamos algunos de los rincones secretos más increíbles en una ruta en coche por Ibiza. Date un chapuzón, bucea o practica esnórquel en aguas cristalinas casi para ti solo.
Alquiler de coche IbizaPara llegar a calas recónditas y menos concurridas, lo más práctico es alquilar un coche. Avis ofrece flotas en Ibiza (incluido el aeropuerto), ideales para explorar la isla cómodamente. Las rutas por carretera ofrecen vistas panorámicas y libertad para parar en miradores y calas escondidas.
Lo ideal es un coche cómodo y fiable; si el presupuesto lo permite, un descapotable añade encanto al viaje. El coche permite acceder a calas más remotas donde aparcar motos podría resultar incómodo, especialmente si el trayecto entre norte y sur supera la hora. Descubre nuestra flota de Avis en las Islas Baleares y elige el coche que prefieras para tu viaje.
Evita julio y agosto si buscas tranquilidad, ya que son los meses de mayor afluencia turística. A finales de primavera o principios de otoño la climatología es buena y hay menos aglomeraciones, ideales para encontrar calas ocultas y disfrutar del paisaje en calma.
Es Pujolets son dos pequeñas calas que se pueden ver desde la playa de Cala Tarida, una de las más populares de la isla de Ibiza. A las diminutas Es Pujolets, una de arena y la otra con preciosas casetas de pescadores, se puede acceder desde Cala Tarida, tanto a nado como por un camino que no está señalizado. Cala Tarida sigue siendo una muy buena opción con muchos restaurantes a pie de playa para reponer fuerzas.
Cerca del Port de San Miquel, en el norte, se encuentra Es Portitxol, una de las calas vírgenes más cuidadas de la isla. El coche hay que dejarlo cerca de la urbanización Isla Blanca y luego caminar una media hora hasta llegar a la zona donde no hay asfalto. Antes de llegar a la cala hay que salvar un desnivel importante. El camino es muy bonito ya que transcurre entre bosques de pinos, con unas vistas maravillosas de esta parte de la costa de la isla.
La cala, de piedra y con las típicas casetas de pescadores en la orilla, parece en realidad un pequeño lago de agua azul turquesa, ya que tiene forma casi circular. Es perfecta para bucear o practicar esnórquel, pues no suele haber mucha gente. De vuelta, merece la pena pararse en Sant Miquel, un pueblo ibicenco típico, y visitar su famosa iglesia, una de las más bonitas de Ibiza.
Como Cala Tarida, Cala Xarraca puede ser un campamento base para explorar las pequeñas calas de los alrededores, como la maravillosa S’Illot des Renclí, a unos 4 km de Xarraca. Parte de arena y parte de piedra, con rocas suaves delante de las casetas de pescadores, es una muy buena opción si apetece algo menos concurrido.
Desde aquí también se llega a la preciosa bahía de Es Canaret, ideal para bucear donde, además, fondean muchos barcos. Para llegar hay que cruzar una propiedad privada que tiene un camino público. Se dice que los dueños construyeron la casa con la intención de tener una playa privada, pero la ley de costas española no permite playas privadas.
Cala Llentrisca, al suroeste de la isla, es otra de esas joyas. Debido a la pendiente de unos 600 metros que hay que recorrer para bajar, es muy probable que la cala no esté muy concurrida. El coche hay que aparcarlo tras dejar atrás la urbanización Los parques de Es Cubells, cuando deja de haber carretera asfaltada. Aquí empieza una bajada que se va haciendo cada vez más estrecha, pero perfectamente transitable, y que llega directamente a la cala. Encajonada entre dos colinas y con abundante vegetación detrás de las casetas de los pescadores, todo el esfuerzo habrá merecido la pena. Ponte tus gafas de buceo y, simplemente, disfruta de un paisaje paradisíaco.
No muy lejos, La Pedrera de Cala D’Hort (Atlantis) es una de las playas de más difícil acceso, y también una de las más bellas. Tras una pronunciada bajada, las grandes losas de roca pulida a la orilla han formado pequeñas piscinas naturales de aguas totalmente cristalinas.
Cala Llentrisca, al suroeste de la isla, es otra de esas joyas. Debido a la pendiente de unos 600 metros que hay que recorrer para bajar, es muy probable que la cala no esté muy concurrida. El coche hay que aparcarlo tras dejar atrás la urbanización Los parques de Es Cubells, cuando deja de haber carretera asfaltada. Aquí empieza una bajada que se va haciendo cada vez más estrecha, pero perfectamente transitable, y que llega directamente a la cala. Encajonada entre dos colinas y con abundante vegetación detrás de las casetas de los pescadores, todo el esfuerzo habrá merecido la pena. Ponte tus gafas de buceo y, simplemente, disfruta de un paisaje paradisíaco.
No muy lejos, La Pedrera de Cala D’Hort (Atlantis) es una de las playas de más difícil acceso, y también una de las más bellas. Tras una pronunciada bajada, las grandes losas de roca pulida a la orilla han formado pequeñas piscinas naturales de aguas totalmente cristalinas.
La última de las calas secretas, más que una cala es un paraje realmente único. La Cueva de la Luz, en realidad, es una especie de cráter al fondo de un camino rocoso en una zona de acantilados y aguas cristalinas. Se encuentra cerca de Cala d’Albarca, desde donde se puede ver desde arriba tras acceder por un camino complicado. Para llegar, se puede saltar ya que hay unas cuerdas para ayudarte, pero es peligroso y sólo apto para expertos. La mejor manera de disfrutar de la Cueva de la Luz es llegando a la misma desde el mar, buceando bajo la galería acuática para emerger en el centro de la cavidad. Toda una experiencia.